Eran las diez y quince minutos, como todos los días, en esta ocasión el cielo brillaba y el día estaba completamente despejado, la anciana mujer se sentó en la banca de siempre, con su canasto de siempre, con los años de siempre y las lagrimas de siempre, eran ya casi quince años en los cuales su deber cívico (así le gustaba llamar a aquel pasatiempo) se cumplía a cabalidad. Llegaba a eso de las diez y caminaba; observaba su
Entorno y pasado quince minutos se sentaba en la banca oxidada de nostalgia, como había ocurrido aquella primera vez. Su traje rojo desteñido y gastado por años de compromiso, sus gafas y su pelo moteado, su dolor a flor de piel, su carencia de afecto y su falta de razón, ya no había sentido aparente para aquella tertulia, no ya no quedaba nada, del tiempo y del amor, solo recuerdos plateados de una época marcada por risas y destellos, ahora carcomidos por la gran distancia inequívoca del flagelante tormento. Recordó su cabello negro, sus labios gruesos, sus manos grandes y mas que nada su mirada comprensiva, recordó cuando el la despertaba con un beso en la mejilla, cuando se tomaban la mano para caminar por parques en otoño, pisando las hojas al pasar, cuando solo se miraban y sabían, ¿tanto ha pasado ya? El dolor es el mismo y la ausencia va en aumento, ¿tanto lo necesitaba? Como el aire, como el mismo recuerdo.
Qué más podía entregarse? Qué mas podía permitirse, si dañaba tanto el no tenerlo, de que más podía aferrarse? , el reloj marcaba las once, luego las doce, el tiempo perdía sentido, así como todo, como todo lentamente perdía fuerza y color, ya cansada, había hecho de aquellas visitas su vida, el último tapujo de una voz de añoranzas y recuerdos, vivos aun pero ausentes, distantes, dolorosos, quejumbrosos, inevitables; así como sus lagrimas…
-hola,
-hola- respondió
-como esta?-
-bien y usted señorita?-
Bien gracias por preguntar
Es que la vi llorando, pensé que quizás estaba mal
Cosas de la edad no más, no se preocupe,
Usted aun es joven seguramente no entendería
Pero cuénteme
Tal vez comprendería más de lo que usted cree
No mija
Los años pasan la cuenta, eso es todo
Yo vivo por acá cerca y siempre la veo llegar, sentarse en la banca y llorar
Esta segura que se encuentra bien?
Es que ya no tengo a nadie, nadie que me espere, nadie de quien cuidar, y esto es mi vida, sentarme, sentarme a recordar.
Amor no llore, usted es joven y muy linda
Seguramente alguien la espera, seguramente alguien esta preocupado por su demora, no se complique la vida con una vieja que lo único q sabe es añorar
Déjeme acá con mis recuerdos he historias, le agradezco que se detuviera a conversar, ahora séquese esas lagrimas y valla, valla a su hogar
Yo estaré bien, se lo prometo, seguramente nos volveremos a encontrar, como me dijo que se llamaba?
No lo dije, mi nombre es soledad
Mucho gusto, encantada de conocerla soledad
Ahora déjeme acá, y camine en paz.
Ya se lo dije, seguramente nos volveremos a encontrar…
Tenía una linda sonrisa,
Como me dijo que se llamaba?
No lo recuerdo, q hora será?
A lo mejor llego mi esposo a la casa
Creo q mejor me debo apurar
Y que hacia yo acá?...
No muy lejos y sin dejar de observar, a la mujer de la banca que se aleja, te quiero mamá, dice entre líneas la chica q se presento como soledad.
2 comentarios:
algo asi me ira a pasar?
beso
Jaajaja..
La respuesta la puse en mi blog porque en este se comenta lo que esta escrito aki.
jaja..
Linda historia...
Y, mijo, qué quiere de mi?
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